Anhelo espiritual y el camino del perdón
El corazón de Dios existe dentro de tu propio corazón, y a medida que recorres los senderos de la vida espiritual, tu propia naturaleza divina comienza a emerger y despertar. A medida que su esencia espiritual se vuelve más manifiesta, su corazón comienza a despertarse y a buscar el camino a casa.
Un corazón que anhela el amor, y que anhela encontrar el camino a casa con Dios, abre un camino de luz desde el ser humano encarnado hasta el alma que existe eternamente en los reinos del espíritu. Esta importante conexión crea un embudo que puede transmitir conocimiento, amor, luz y comodidad desde los reinos del espíritu a tu ser encarnado. Verdaderamente se puede decir que el anhelo es el camino del Hogar a Dios, ya que activa todas las fuerzas del cielo y de la Tierra para infundirte a ti y a tu vida diaria la luz y el amor de Dios.
El anhelo espiritual no solo activa el crecimiento y la transformación espiritual, sino que también activa la curación de todos y cada uno de los bloqueos internos al amor que puedan existir dentro de su ser. El dolor, el resentimiento, la ira y la culpa que se dirigen hacia los demás eventualmente agotan la fuerza vital de nuestra propia luz interior, y así, en algún momento del viaje espiritual, somos conducidos al camino del perdón.
El perdón es un estado de ser que emerge del amor. El perdón no puede ser forzado, especialmente si ha sido abusado, descuidado o tratado cruelmente, o ha sufrido un trauma a manos de otros. En este tipo de situación, la curación necesita progresar por etapas, primero permitiéndose sentir todas las emociones que resultaron del trauma.
Esta primera etapa del perdón no implica una inmersión en los sentimientos, sino permitir que emerjan, dentro de un espacio de seguridad. Las emociones deben mantenerse en el contenedor del amor de Dios. Para muchos, esto se hace mejor con el apoyo de otros que pueden mantener un espacio de curación ofreciéndole una presencia amorosa y constante. Esta etapa puede durar un tiempo si los traumas son profundos o pueden pasar más rápido si hay suficiente luz y amor para ayudar en el proceso de transformación.
Después de esta fase, hay una especie de calma y una sensación de vacío, ya que las emociones que se mantuvieron en el interior durante tanto tiempo ya no existen dentro de ti. Al igual que muchas fases de la vida espiritual, uno debe vaciarse antes de llenarse con lo nuevo.
Después de que esta fase ha pasado, una sensación de nueva vida y esperanza comienza a emerger naturalmente de los efectos de limpieza que ocurrieron durante el período de liberación emocional. Estos emergen como semillas de lo nuevo que brotan en la conciencia o incluso aparecen en la vida diaria como precursores de un nuevo día por venir.
Durante este tiempo, se le brindan oportunidades para revisar el pasado con nuevos ojos. Puede llegar a una comprensión más profunda del significado de las situaciones dolorosas que experimentó. En este punto, las oportunidades para el perdón comienzan a surgir. Es importante comprender que no se pueden forzar ni fabricar.
El perdón solo puede venir de un corazón abierto y que haya liberado por completo la carga de la ira y el resentimiento. Lo que esto significa no es que nunca más volverás a sentir enojo o resentimiento, sino que ya no estás reteniendo el enojo. En cambio, estás buscando volver al amor, la armonía y la integridad. Desea ser liberado del pasado para poder ser libre de vivir, amar y avanzar hacia lo nuevo.
Hay algunas cosas que experimentamos que son tan terribles que no parece posible perdonarlas o curarlas. En este tipo de situación, se necesita un cuidado extra para no juzgarse a sí mismo. Si ha experimentado un trauma severo, es posible que aún no pueda experimentar el perdón. Es posible que necesite más tiempo para pasar por el proceso de curación emocional, y para recoger los pedazos de su vida y profundizar en su relación con Dios.
Tener la intención de perdonar es el primer paso hacia una completa libertad y liberación del trauma. En algunos casos, puede llevar tiempo llegar a este punto. Una vez que esté listo para estar dispuesto a perdonar, su proceso de curación ya ha comenzado.
El anhelo espiritual es el deseo del corazón de ser libre, de ser uno con la naturaleza divina de nuestro propio ser. El anhelo espiritual activa un proceso profundo de transformación y curación que es capaz de liberarnos incluso de los traumas más profundos. El perdón, cuando se trata, es una bendición de amor que nos libera de las cadenas del pasado y abre una nueva puerta a la curación.
El perdón es uno de los mayores dones de Dios, y es muy necesario en el mundo de hoy. Tu propio proceso de curación no solo te beneficia a ti, sino a todos aquellos con quienes entras en contacto. Como un ser más libre y amoroso, te vuelves más capaz de ser una presencia de amor y luz para los demás durante estos tiempos tan difíciles en los que vivimos. De esta manera, contribuyes a la curación del mundo, un corazón a la vez.
El corazón de Dios existe dentro de tu propio corazón, y a medida que recorres los senderos de la vida espiritual, tu propia naturaleza divina comienza a emerger y despertar. A medida que su esencia espiritual se vuelve más manifiesta, su corazón comienza a despertarse y a buscar el camino a casa.
Un corazón que anhela el amor, y que anhela encontrar el camino a casa con Dios, abre un camino de luz desde el ser humano encarnado hasta el alma que existe eternamente en los reinos del espíritu. Esta importante conexión crea un embudo que puede transmitir conocimiento, amor, luz y comodidad desde los reinos del espíritu a tu ser encarnado. Verdaderamente se puede decir que el anhelo es el camino del Hogar a Dios, ya que activa todas las fuerzas del cielo y de la Tierra para infundirte a ti y a tu vida diaria la luz y el amor de Dios.
El anhelo espiritual no solo activa el crecimiento y la transformación espiritual, sino que también activa la curación de todos y cada uno de los bloqueos internos al amor que puedan existir dentro de su ser. El dolor, el resentimiento, la ira y la culpa que se dirigen hacia los demás eventualmente agotan la fuerza vital de nuestra propia luz interior, y así, en algún momento del viaje espiritual, somos conducidos al camino del perdón.
El perdón es un estado de ser que emerge del amor. El perdón no puede ser forzado, especialmente si ha sido abusado, descuidado o tratado cruelmente, o ha sufrido un trauma a manos de otros. En este tipo de situación, la curación necesita progresar por etapas, primero permitiéndose sentir todas las emociones que resultaron del trauma.
Esta primera etapa del perdón no implica una inmersión en los sentimientos, sino permitir que emerjan, dentro de un espacio de seguridad. Las emociones deben mantenerse en el contenedor del amor de Dios. Para muchos, esto se hace mejor con el apoyo de otros que pueden mantener un espacio de curación ofreciéndole una presencia amorosa y constante. Esta etapa puede durar un tiempo si los traumas son profundos o pueden pasar más rápido si hay suficiente luz y amor para ayudar en el proceso de transformación.
Después de esta fase, hay una especie de calma y una sensación de vacío, ya que las emociones que se mantuvieron en el interior durante tanto tiempo ya no existen dentro de ti. Al igual que muchas fases de la vida espiritual, uno debe vaciarse antes de llenarse con lo nuevo.
Después de que esta fase ha pasado, una sensación de nueva vida y esperanza comienza a emerger naturalmente de los efectos de limpieza que ocurrieron durante el período de liberación emocional. Estos emergen como semillas de lo nuevo que brotan en la conciencia o incluso aparecen en la vida diaria como precursores de un nuevo día por venir.
Durante este tiempo, se le brindan oportunidades para revisar el pasado con nuevos ojos. Puede llegar a una comprensión más profunda del significado de las situaciones dolorosas que experimentó. En este punto, las oportunidades para el perdón comienzan a surgir. Es importante comprender que no se pueden forzar ni fabricar.
El perdón solo puede venir de un corazón abierto y que haya liberado por completo la carga de la ira y el resentimiento. Lo que esto significa no es que nunca más volverás a sentir enojo o resentimiento, sino que ya no estás reteniendo el enojo. En cambio, estás buscando volver al amor, la armonía y la integridad. Desea ser liberado del pasado para poder ser libre de vivir, amar y avanzar hacia lo nuevo.
Hay algunas cosas que experimentamos que son tan terribles que no parece posible perdonarlas o curarlas. En este tipo de situación, se necesita un cuidado extra para no juzgarse a sí mismo. Si ha experimentado un trauma severo, es posible que aún no pueda experimentar el perdón. Es posible que necesite más tiempo para pasar por el proceso de curación emocional, y para recoger los pedazos de su vida y profundizar en su relación con Dios.
Tener la intención de perdonar es el primer paso hacia una completa libertad y liberación del trauma. En algunos casos, puede llevar tiempo llegar a este punto. Una vez que esté listo para estar dispuesto a perdonar, su proceso de curación ya ha comenzado.
El anhelo espiritual es el deseo del corazón de ser libre, de ser uno con la naturaleza divina de nuestro propio ser. El anhelo espiritual activa un proceso profundo de transformación y curación que es capaz de liberarnos incluso de los traumas más profundos. El perdón, cuando se trata, es una bendición de amor que nos libera de las cadenas del pasado y abre una nueva puerta a la curación.
El perdón es uno de los mayores dones de Dios, y es muy necesario en el mundo de hoy. Tu propio proceso de curación no solo te beneficia a ti, sino a todos aquellos con quienes entras en contacto. Como un ser más libre y amoroso, te vuelves más capaz de ser una presencia de amor y luz para los demás durante estos tiempos tan difíciles en los que vivimos. De esta manera, contribuyes a la curación del mundo, un corazón a la vez.
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